lunes, 25 de noviembre de 2013

Eso de poder tocar la punta de la Torre Eiffel con el dedo meñique

18 de junio de 2013Un día soleado con sentimiento de liberación, corría por mi cuerpo. Eso de poder tocar la punta de la Torre Eiffel con el dedo meñique. Sentir que te comes el mundo y que nada puede estropear ese momento de felicidad, de gloria.

En ese mismo momento, cuando estás tocando la punta, cuando todo es luz, en esa casa es todo sombra y confusión. Un hombre en sus cincuenta, con una mente prodigiosa y enferma, duerme en el garaje. 

Y cuando piensas que llegarás a casa, y verás a aquel hombre comiendo un bocadillo en la cocina, o tomando un café, o tirado en el suelo con el perro, se rompen tus pensamientos. 

Primero te vuelves pequeña, diminuta. Ves cómo la Torre Eiffel crece, y crece. Ocupa todo el cielo azul de París. El sol llora y las nubes no le acompañan. De repente, la torre se balancea, como la de Pisa. El corazón te oprime el pecho, sientes que realmente todo ha llegado a un fin. 

Ilusiones, planes para del futuro, palabras, promesas, abrazos. Desaparecen en cuestión de segundos con un 'Sí' ahogado en lágrimas y sollozos. En un mar de pena, en un mundo sin sol.

Pero el mejor remedio es la sonrisa y la palabra.  Esa sonrisa que te hace fuerte, esa palabra que te determina. 

A pesar de los pesares, de las tristezas, sigo sonriendo. 

Nada es infinito: ni la felicidad ni el dolor. 

Papá. 

lunes, 18 de noviembre de 2013

5 meses

Bebe sin pensar,
Miente al azar.


No importan las consecuencias,
Tan sólo la sirena de urgencias.


Llamad rápido que se nos va
El genio, que reclama.
Reclama su trono, su corona que ama, idolatra.


Porque lo hace sin pensar,
La realidad le salta de repente.

Sin pensar,
Vuelve, llora y duerme.


Una, y una, y otra más
En vela, mirando como se consume la noche
En un sueño eterno que no termina.


Despierta del mal sueño,
El ya no es su amo,
Pierde su norte, y el sur mira.
Mira cómo el genio sueña que todo es un sueño.

A papá

domingo, 20 de octubre de 2013

Desayunos sin devolución

Eres habilidad
De colarte en mis pensamientos
Y volverte felicidad.
Tan poco en tantos, pero mi base,
De hormigón, de cimientos
No acabados,
Garabateados por chicos
Que tan solo buscan revolución,
Un poco de amor.

Te cuelas en el café amargo,
Sin mover un músculo 
Haces de él uno
Mejor.

Porque eres dulce, de leche,
Pero no juntos.
Primero leche y luego dulce,
Y traes no uno, si no dos 
Desayunos sin devolución.

Y ya lo haces con una facilidad
Que no cae,
Sino sube
El hambre,
El ansia,
De amor.


martes, 10 de septiembre de 2013

Te adoro; y te compro mil loros.

Decía que tenía una hijita,
muy chiquitina. 
Que ésta comía
quilos y quilos de jamón. 
Que cuando reía florecía
la sonrisa más bella.
Y él encargaba no un camión,
sino dos de jamón.
Las adoraba, a su hermana
y a ella.
Les podía comprar loros,
todos diferentes tan sólo
para ellas.
Ellas eran sus florecillas, 
sus Rositas de Pitiminí.



A Papá.